La historia de un crimen
Quien la conoció quedaba maravillado por la extraordinaria habilidad que María Teresa Landa demostraba para narrar eventos de la historia, lo mismo de Juana de Arco que de Ana Bolena. Había dedicado su vida a la enseñanza preparatoria, pues había estudiado en la Escuela Normal de Maestros y hasta se había matriculado en una escuela de Odontología.
Cuando María tenía 17 años, murió su madre y en el funeral conoció a un hombre que le doblaba la edad, un general del ejército del cual se enamoró y con el que se casó. Parecía que a ella le iba muy bien en su vida porque, además, algunos amigos suyos enviaron algunas fotografías suyas para que participara en un concurso de belleza que se organizaba. María Teresa fue elegida como una de las concursantes más bonitas, y le pidieron que acudiera a cierta dirección a realizar algunas pruebas más, entre las que estaba la de posar en traje de baño (aunque fuera menor de edad).
La belleza de María Teresa fue tal, que se convirtió en la primera Miss México…
Entrevistada por el periódico Excelsior (quien organizaba el concurso en México), declaró: “Las mujeres que estudian son tan capaces como los hombres y a menudo logran cumplir sus deberes con mayor rapidez que ellos, puesto que tenemos bastante más paciencia, somos más diligentes y podemos asimilar hechos y conocimientos con más celeridad, ¡Dios mío, van a pensar que soy una especie de feminista rabiosa! Bueno, en fin, espero que comprendan.»
Y así partió hacia Estados Unidos a participar en el concurso de talla mundial. No ganó allá en Galveston, Texas, pero sí logró llamar la atención y hasta ofertas de trabajo le llovieron, pero las rechazó todas, quería estar con su general del ejército.
El público no esperaba que María Teresa apareciera de nuevo, y tan pronto, en las primeras planas de los periódicos mexicanos… ¡acusada de asesinato!
Resulta ser que el hombre con el que ella se había casado era bígamos. Es decir, se había casado ya antes con otra mujer que, curiosamente, tenía el mismo nombre, María Teresa. Esta “primera esposa” del general acudió a los medios a contarlo todo, y así fue como nuestra primera Miss México se enteró de todo lo que había ocurrido. ¡La habían engañado! Herida en su orgullo, acudió a casa de su esposo a enfrentarlo, tomó una pistola Smith & Wesson calibre 44, que siempre estaba en una mesita, y disparó varias veces. Dándose cuenta de lo ocurrido, intentó matarse ella, pero ya no había balas. Cuando la encontraron, abrazaba el cadáver de su esposo, mientras le pedía a éste que lo perdonara.
El juicio se llevó a cabo en la cárcel de Belén, y el jurado popular escuchó atentamente la confesión y las palabras de arrepentimiento de la asesina.Tal fue la impresión de aquel jurado de hombres, que votaron por declarar a la pobre mujer inocente y así, la primera Miss México logró vivir el resto de sus días en libertad, dedicándose a la enseñanza…
Por cierto, aquel fue el último juicio con un jurado popular… ¡quién sabe por qué!