Un misterio del diario más famoso del mundo
Cuando Otho Frank decidió publicar el diario de su hija, decidió eliminar todos los pasajes que describieran la opinión que Ana tenía acerca de su madre y en los que tocaran temas de índole sexual. Desde luego, trataba de proteger la intimidad de toda su familia, y mantuvo el foco en el tema de la Segunda Guerra Mundial.
En pocos años, “El Diario de Ana Frank” se convirtió en uno de los libros de no-ficción más vendidos de la historia, rápidamente llegó al cine y al teatro. El público quería saber más de aquella niña judía que predicaba comprensión en momento de tensión y guerra. Pronto se descubrió que había mucho más escrito en el diario, y una segunda versión fue publicada. Esta es la que podemos encontrar hoy en librerías.

Es sorprendente cómo Ana Frank se vuelve más compleja al adentrarnos a su vida completa, a conocer su relación con cada uno de los habitantes del anexo secreto en el cual se escondía, pero también de un despertar sexual que es único y que está descrito tan bien en su diario.
Por otro lado, esto ha provocado que varias escuelas conservadoras eliminen la lectura del diario como parte de su currícula, y por el otro, los lectores comenzaron a desentrañar cada pasaje nuevo… y descubrieron algo muy interesante. En primer lugar, Ana Frank describe un momento íntimo con una amiga suya:
“Recuerdo que una vez, cuando dormí con una amiga, sentí el poderoso deseo de besarla. Y lo hice. No pude evitar sentirme terriblemente inquisitiva sobre su cuerpo, pues ella siempre me lo había ocultado. Le pregunté si, como prueba de nuestra amistad, deberíamos sentir los pechos de la otra, pero ella se negó”.
Pasajes más tarde afirma que siempre se sintió atraída a la belleza de las mujeres, especialmente a las Venus de Milo. Y asegura que seguramente tener una novia es más tranquilo que tener un novio.
Esto, sumado al amor que eventualmente siente por Peter durante su encierro, ha llevado a varias personas a concluir que Ana Frank era bisexual ¡y la han convertido en un símbolo!
Claro está que estas son meras especulaciones. Ana Frank murió a los 15 años, y nunca podremos saber exactamente si ella se sentía bisexual o simplemente pasaba por una fase de experimenación. Hay críticos que sugieren que no deberíamos hablar de la orientación sexual de casi una niña y otros que creen que al tratarse de una figura pública tan humana es normal que especulemos sobre estos asuntos.
Lo cierto es que nunca lo sabremos, tenemos el diario a nuestro alcance y cada lector sacará sus conclusiones al leer esos pasajes de despertar sexual. Lo que sí está claro es que el legado de Ana Frank va mucho más allá, sus ideas de paz, derechos humanos y tolerancia permanecen vigentes y más fuertes que nunca.